La tragedia de George R. R. Martin

Si atendemos a la definición más acertada, una tragedia es un infortunio imprevisible por la razón humana y de consecuencias irreversibles. Podríamos considerar que la situación del autor de Canción de hielo y fuego (George R. R. Martin) no cumple estas características, porque ni el autor ha muerto, ni un potencial desenlace inconcluso de su obra magna es un escenario impensable para sus millones de lectores; pero en este artículo voy a defender la idea de que la tragedia de George R. R. Martin ya ha sucedido.

George R. R. Martin publicó el primer libro de la saga (Juego de tronos) en 1996, y tuvo una acogida modesta. Se estima que su tirada inicial fue de unas 1500 copias. Fue gracias al boca a boca y a las recomendaciones de librerías independientes que la novela ganó fama y autoridad con el paso de los años. Cuando se publicó el último libro (Danza de dragones) en 2011, ya en el primer día se vendieron cientos de miles de copias, tanto en formato físico como digital. Ese mismo año había comenzado la emisión de la celebérrima serie de televisión Juego de tronos.

Y así, con total naturalidad, nos encontramos con los dos elementos fundamentales que abocaron una de las sagas literarias más rentables y conocidas en la actualidad (y a su autor) a su tragedia personal.

¿A qué dos elementos me refiero entonces? El primero resulta obvio, y es que en cuanto empezó a emitirse la serie de televisión, el mismo año de la publicación del último libro, la saga se resintió. ¿De qué forma pudo pasar esto? Claramente por todas las exigencias contractuales que un acuerdo semejante pudo conllevar. No solo el tiempo que el autor tuvo que invertir en la revisión de los guiones o de cualquier otro aspecto narrativo de la serie, sino también las incesantes entrevistas, conferencias, eventos y un largo etcétera. Por muy afamado que fuera como escritor, su relación con una de las series más exitosas del momento tuvo que zarandear su vida de una forma inimaginable para una persona normal. Además, la serie ganó popularidad con cada año, de forma que se pasó de poco más de nueve millones de espectadores en la primera temporada a los más de cuarenta de la última (todo esto en Estados Unidos).

¿Y el segundo elemento? El propio éxito editorial. Basta con revisar los años de publicación de cada obra de la saga:

TítuloAño de publicación
Juego de tronos1996
Choque de reyes1998
Tormenta de espadas 2000
Festín de cuervos2005
Danza de dragones2011

Se observa una clara tendencia a tardar más años en escribir cada libro, y todo esto antes de la creación de la serie de televisión. Es cierto que no hay tantos datos como para hacer una estimación precisa si nos basamos solo en eso, pero si observamos la lista de trabajos previos, cuando debía esforzarse en la escritura por necesidad económica, vemos que sí era capaz de llevar un ritmo de publicación elevado, coherente con el ritmo de los primeros libros de la saga de Canción de hielo y fuego. Y si ya juntamos los dos elementos (explosión de la serie y éxito editorial), llegamos a la conclusión evidente de que Martin tiene dinero de sobra como para solo escribir por vocación.

¿Y tan seguro estoy de que todo esto era imprevisible? Al fin y al cabo, hay cientos de ejemplos de autores (o artistas en general) que perdieron parte de su encanto o de su motivación para elaborar obras en cuanto les fue un poco bien en el ámbito económico. ¿Tan difícil era de imaginar que esto pudiera pasar? Bueno, digamos que la realidad es un poco más compleja, y que ya de por sí prever el éxito de una serie de televisión, por aclamado que fuera el material original y buenos fueran los actores y guionistas, no es tan sencillo. Tampoco es fácil saber de antemano cómo va a afectar semejante triunfo a una persona. En cualquier caso, la mayor prueba de esta imprevisibilidad creo que la dieron los directivos de HBO al suponer que para cuando la serie alcanzase a los libros, el autor ya tendría un final, cosa que no pasó, dando lugar al terrible final de la serie, otra tragedia en sí misma para la historia de la televisión.

Vale, ¿pero seguro que es irreversible? El autor no ha muerto y siempre salen noticias de avances en el próximo libro. Tal vez haya solución aún. Yo, sin embargo, lo dudo por varios motivos:

En primer lugar, este bloqueo ha surgido en el momento más complejo de la trama (no por nada el libro hace referencia al invierno, el momento crítico que se presagia desde el principio de la obra).

En segundo lugar, Martin ha comentado varias veces que él no tiene una estructura narrativa rígida, y que la trama avanza de forma dinámica según escribe. Esto, sumado al punto anterior, hace que la producción del libro sea aún más reposada.

En tercer lugar, Martin ya tiene a día de hoy 76 años (nació en 1948), lo que no solo implica una mayor cercanía a la muerte (que es el argumento típico que tanto molesta al autor), sino que lo lleva a enfrentarse a su mayor reto literario en una de las etapas finales de su vida. Esto supone un problema si atendemos a las numerosas teorías sobre el periodo fértil de una persona, que aunque no se hayan demostrado rotundamente y haya casos atípicos de escritores que en la vejez escribieron sus mejores obras, en la mayoría de los casos hay una fase de creatividad que dura unas décadas como mucho. A esto hay que sumar las altas expectativas de los lectores en la nueva entrega (y en el final de la saga), porque ya no es solo mantener una calidad literaria a la vejez en una nueva obra que te permita experimentar, sino que debes limitarte a las necesidades de una saga que empezaste hace casi veinte años.

Y en cuarto lugar, aún queda un último libro (si es que no son más, porque con la cantidad de tramas sin cerrar no me extrañaría que hicieran falta más) además del actual, cuya escritura no creo que sea más sencilla que Vientos de invierno.

No voy a entrar (por el momento) a criticar la situación del autor, que bastante tiene con lo suyo, pero sí me atrevería a aconsejarle (como si fuera a leerme) que acabase su obra. Por malo que fuese el final, nunca va a ser peor que el de la serie, y si el problema no es una falta de ideas, es mejor rebajar el nivel autocrítico y centrarse en el desenlace y que las tramas principales sean medianamente satisfactorias. Tampoco me las quiero dar de listo, porque ignoro el estado actual del libro y la situación personal del autor, pero, como ente público, considero legítimo que los lectores opinemos sobre él en este tema.

Algunos comparan esta saga con el manga Berserk, pero a mí me parecen tragedias muy diferentes. Ya entraremos en ello en su momento. Por ahora, confiemos en que dentro de unos años leamos este blog y nos riamos de su equivocada premisa, aunque mucho me temo que eso no sucederá.

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