No es ningún secreto que publicar una novela es complicado. No solo basta con escribir la obra, que ya de por sí es algo que supone un derroche de tiempo y esfuerzo descomunal, sino que luego debes decidir de qué forma quieres —o puedes— publicar ese resultado.
Aquí no voy a hablar de todas las posibilidades que ofrece ahora mismo el mercado, pues para eso ya hay infinitos artículos que desglosan al detalle todas las opciones de las que dispone un escritor primerizo. No, yo voy a compartir mi experiencia en primera persona de todo este proceso a modo de diario. En este enlace podréis encontrar todos los episodios de mis peripecias editoriales.
Sobre los antecedentes de mi novela, el proceso de escritura y todos esos temas ya hablaremos en futuras ocasiones. Son cuestiones muy interesantes y que dan mucho juego, pero prefiero que primero nos centremos en la parte editorial, que es algo más impersonal y de mayor interés general. Además, los fulanos que se eternizan al hablar de sus obras o de sus concepciones estéticas personales en contextos ajenos a entrevistas o a ensayos específicos me causan bastante rechazo, y aún no estoy preparado para convertirme en uno de ellos —pero todo llegará.
La mejor plataforma para publicar
En el momento en el que escribo estas líneas, mi novela está acabada y pendiente de las últimas revisiones. Es por eso que ya he empezado a investigar con mayor intensidad los siguientes pasos dentro del proceso de publicación. Me he decidido por publicar en Amazon, porque, como se puede encontrar en cualquier testimonio o blog de escritura, la publicación tradicional es complicada para autores desconocidos, o más bien poco explotables. Si la obra es magnífica, supongo que habrá ciertas posibilidades de que una editorial decida apadrinarte, pero incluso en esos casos es complicado, porque la editorial no busca que tu obra sea buena, sino que sea vendible. No dudo de que haya editoriales que estén más que dispuestas a descubrir a nuevos genios —sin dejar de publicar a autores nefastos rentables, porque si no, no habría manera—; pero eso deja una ventana de acción muy pequeña, porque, para empezar, tu novela debería ser eminente en algún aspecto, y después la editorial debería ser capaz de detectar esa calidad notable —cosa complicada con la cantidad de manuscritos que tendrán que evaluar constantemente, y tampoco hay garantía de que el criterio de calidad del editor sea capaz de apreciar una obra original—. Además, tú como escritor seguramente tampoco puedas asegurar la calidad de tu novela. Está claro que habrás hecho todo lo posible por elaborar el mejor trabajo de que eres capaz, pero eso no es suficiente, y menos tras un proceso de escritura y de corrección largo, pues al menos a mí se me asemeja a repetir una palabra tantas veces que al final te suena rara y ya no estás seguro ni de cómo se escribe.
En cuanto a las opciones de autopublicación, creo que no hay discusión posible sobre que Amazon es el rey en este aspecto. Las únicas objeciones que podría entender para no publicar en Amazon son las que tienen que ver con los principios personales —que no quieras enriquecer a una empresa malvada y monopolizadora— o con disponer ya de otro sistema que maximice los beneficios frente a las opciones de Amazon. En mi caso, no tener que gastar un euro en la impresión, disponer de un expositor a escala mundial y la total libertad en la selección de precios, ficha del libro, etc. me hacen decantarme por esta opción.
Una vez elegida la plataforma de publicación, queda terminar el producto en sí. Como he dicho, estoy en la fase de corrección, en la última revisión de todas. En mi caso, aunque no tengo una formación específica de filología ni de escritura de tipo alguno, siempre he valorado las cuestiones del lenguaje y me he interesado por comprender las normas en la medida de mis posibilidades —por supuesto, estoy lejos de disponer de un conocimiento extensivo, y hay muchos elementos, relaciones y funciones que no sé explicar, y en caso de usarlos correctamente, es más por práctica o intuición que por conocimiento filológico—. Esto me ha facilitado la fase de corrección, porque, en general, mis textos brutos son medianamente aceptables. Dicho esto, en las primeras revisiones y lecturas de familiares y amigos que han leído mi borrador, han aparecido montones de errores ortotipográficos, que por mucho empeño que le ponga uno a la escritura y la revisión, siempre aparecen. La forma tradicional y habitual de lidiar con este problema es contratar a un corrector, pero por suerte vivimos en el futuro y disponemos de muchas herramientas que pueden ayudarte a encargarte tú mismo de tus asuntos. En un primer momento crees que puedes fiarte de los correctores de los procesadores de texto, pero es sorprendente la cantidad de fallos que se les cuelan y la cantidad de falsos positivos que ofrecen. Es por eso que hacen falta herramientas más potentes, y sabes a qué me refiero: inteligencia artificial.
La IA como aliada
ChatGPT ha sido un gran aliado durante todo el proceso de escritura, ya que siempre que dudaba sobre el uso de una palabra, o sobre la calidad de una oración, consultaba con él las posibilidades, aunque siempre con mil ojos, no solo por las alucinaciones que le llevan a recomendar ciertos cambios por completo erróneos, sino para evitar que trastocase mi estilo. Y por si alguien se lo pregunta: no, en ningún momento le permití tomar ninguna decisión sobre mi historia o mis personajes, y tampoco le pedí que me escribiera ningún pasaje; no porque esté en contra de las creaciones con inteligencia artificial, sino porque para mí escribir es un reto, y precisamente lo que quiero es enfrentarme a mis limitaciones y tratar de superarlas. Por eso puedo usar a una inteligencia artificial para aprender, para que me asesore o para que me corrija, pero nunca para darle el control creativo. El día que quiera escribir una obra completamente comercial y manida por la que no sienta el menor aprecio, tal vez me sirva de ChatGPT en esos términos; pero siempre que sea un intento artístico honesto, me encargaré yo mismo.
Para mi última corrección decidí ir con todo y usar una inteligencia artificial para hacer la corrección ortotipográfica y gramatical por capítulos. Esta vez opté por Claude, ya que leí que en ningún caso iba a entrenar con mis conversaciones, y aunque tampoco me preocupe tanto que usen mis historia —al final tendrán acceso cuando se publique y alguien la piratee, y tampoco creo que nadie me vaya a plagiar—, sí que prefiero evitar filtraciones en la medida de lo posible, sobre todo hasta la fecha de publicación. Con esta corrección han salido a la luz muchos más errores: la mayoría estúpidos, unos pocos deslices incoherentes —como confundir el nombre de un personaje con otro— y alguna que otra incorrección lingüística que desconocía —y que he revisado hasta el hartazgo para asegurarme de que no fuera una alucinación, que no son pocas las que se saca Claude de la manga, sobre todo en lo referente al uso de comas—. Es inaudita la cantidad de fallos que nuestro cerebro pasa por alto cuando lee, porque mira que pasársenos a tantas personas que se llame a un personaje por el nombre de otro cuando el segundo ni siquiera está en la escena…
El diseño y el marketing de una novela
Paralelamente, tengo a una persona que trabaja en la portada del libro. He tenido la inmensa suerte de contar con la ayuda de mi novia, que es tremendamente polifacética en el ámbito del arte, así que, además de encargarse de la maquetación del libro, también me va a hacer la portada, y los bocetos iniciales tienen muy buena pinta. Si no hubiera contado con su colaboración, tendría que haber acudido a otro profesional, como mínimo para la portada.
Y por último está la promoción. Mi estrategia se basa en un sistema muy simple: un canal de YouTube que sería el principal foco de atención —ya que, aunque tampoco es fácil, YouTube tiende a promocionar todos los canales, aunque sean nuevos—, otras redes sociales como Instagram —que no conozco muy bien y a las que no le tengo mucha confianza, pero mejor estar por si acaso— y esta página web, que es la parte central del embudo y que espero que se convierta en el centro de operaciones de la comunidad. Una vez publicado el libro, tengo intención de trastear con el sistema de publicidad de Amazon, ya que mi alcance orgánico será ínfimo y tampoco me veo capaz de ir de pueblo en pueblo vendiendo mis libros. En el peor de los casos, mi libro no se venderá mucho y quedará como un pequeño fracaso comercial, pero tampoco es un gran problema. Mi intención era pergeñar una novela que a mí me gustase leer, y eso lo he conseguido. He aprendido mucho en el proceso, me he demostrado a mí mismo que era capaz y he confirmado que quiero escribir nuevas historias y seguir jugando con el lenguaje. Todo lo que venga después de eso, bienvenido sea.
Esto es lo que quería contar en esta primera entrada de mi diario literario. Os he comentado el estado del proyecto y los objetivos a corto plazo. Confío en empezar a darle caña pronto al canal de YouTube y seguir con una publicación constante de blogs.
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