Apocalipsis: la peor novela de Stephen King

Todos conocemos a Stephen King: ese escritor al que la palabra prolífico no le hace justicia. A fecha de hoy, este autor tiene en su bibliografía más de cien obras publicadas, y es inevitable que algunas de ellas estén menos inspiradas que otras.

Por supuesto, yo no he leído toda su bibliografía, tan solo algunas de sus supuestas mejores novelas, por lo que no puedo asegurar que esta sea su peor novela, pero sin duda es la peor de las que yo he leído.

Hoy hablamos de Apocalipsis.

Un poco de contexto

Apocalipsis es la reedición de la cuarta novela de Stephen King, cuyo nombre original era The Stand y que se tradujo al español como La danza de la muerte. Esta novela se publicó en 1974 y fue un rotundo éxito. Años después, en 1990, Stephen King decidió reeditarla para recuperar parte del texto que se suprimió en la primera publicación. Así, la novela pasó a tener más de 1400 páginas, su obra más extensa, con un prólogo, un epílogo, material añadido y referencias culturales actualizadas.

Prefiero tratar este tema con más profundidad más adelante, pero quiero adelantar que, desde mi punto de vista, eso de actualizar una obra años después me parece una guarrada. Entiendo que si se han censurado ciertas partes, uno quiera tener una versión completa de la novela, y hasta ahí puedo estar de acuerdo. Pero, ¿qué es eso de actualizar las referencias de la cultura popular? Si necesitas actualizar tu novela cada cierto tiempo para mantener su relevancia, es que has hecho un trabajo caduco, efímero, prescindible. Además, si añades material adicional, traicionas a la persona que escribió la novela, a tu antiguo yo, que ya no existe.

En fin, volvamos al tema principal. Apocalipsis es uno de los grandes éxitos de Stephen King, y en varios sitios había leído que se considera una de sus mejores obras, así que ese fue el motivo por el que decidí leerlo. Mi historial con el escritor incluía obras como El Resplandor e IT, cuyas críticas eran similares a la de Apocalipsis, así que pensé que la calidad sería similar.

Analicemos Apocalipsis

Empecemos por una pequeña sinopsis. Apocalipsis trata sobre la liberación de un arma biológica que infecta a toda la población mundial de una enfermedad extremadamente letal que casi extermina a la humanidad. Sin embargo, algunos individuos resultan inmunes a la enfermedad, por lo que logran sobrevivir a la pandemia. Además, estas personas también tienen en común unos sueños en los que aparecen una anciana y un hombre oscuro sin cara, antagónicos entre sí, donde cada uno intenta atraerlos a su lado.

La premisa suena bien, y el libro comienza con ritmo. En este punto, todos conocemos el estilo de Stephen King: se nos presentan algunos personajes, con calma, en algún lugar pintoresco de Estados Unidos. Al ser una novela tan larga, era de esperar que hubiera varios personajes protagonistas, así que nos desplazamos a distintas ubicaciones donde se encuentran los distintos puntos de vista que nos acompañarán durante toda la aventura. 

Y es aquí donde surge mi primer problema con la novela: el inicio se vuelve muy pesado y lento. Es verdad que al principio conectas rápido con los personajes y con sus situaciones, y te interesa saber qué va a pasar con ellos, pero esta novela es un poco especial, porque la gran mayoría de los conflictos iniciales van a desaparecer en cuanto comience a morir la gente por culpa de la enfermedad. Así, nos vemos en la tesitura de llevar —me lo invento— cien páginas que perfectamente podemos tirar a la basura, porque la novela cambia por completo.

Sí, es cierto que esa introducción nos sirve para conocer a los personajes y para ver su evolución a lo largo de un proceso apocalíptico (y después postapocalíptico); pero creo que se podría haber hecho de otra forma. Hay conflictos que, al no poder resolverlos en un contexto normal, se enconan y sirven de motor para el personaje; pero hay otros conflictos que básicamente desaparecen al surgir una situación tan extrema como es que mueran millones de personas de forma simultánea.

Sin embargo, hasta aquí la cosa sigue siendo aceptable.

Pasamos entonces a la siguiente fase de la novela. A partir de aquí daré ciertos detalles concretos de la trama, o sea que si no has leído la novela y quieres hacerlo, te recomiendo que saltes a la conclusión o que retomes esta reseña una vez hayas terminado la lectura.

Tras la masacre causada por la supergripe —o como la llamaban popularmente: Capitán Trotamundos—, los supervivientes comienzan a peregrinar hasta Nebraska, que es hacia donde les dirigía la anciana de los sueños. En este punto, algunos personajes protagonistas se conocen y forman grupos, y aunque no hay nada definitivamente erróneo, es una parte del libro que desemboca en el tedio. Son capítulos y capítulos donde no ocurren demasiadas cosas, y todo lo que parece interesante está envuelto en un halo de misterio. Hay demasiadas preguntas acerca de la pandemia y de los sueños, y pocas respuestas.

Pero como digo, esta parte no es mala en sí. Quizás mi naturaleza impaciente tuviera algo que ver en que aquí me aburriera bastante, pero no había ocurrido nada que me invitase con rotundidad a dejar de leer. Los personajes no me entusiasmaban, pero tampoco me caían mal, e incluso había un par que llamaban mi atención y cuya seguridad y bienestar me preocupaban. Pero leer cientos de páginas y que la trama apenas avance siempre desagrada. No siempre estoy de acuerdo con las decisiones editoriales, pero está claro que aquí tenían razón cuando pasaron la tijera en la primera versión de la novela.

Y llegamos al primer gran fallo que para mí resulta imperdonable. Después de cientos de páginas de paja, de descripciones totalmente irrelevantes y pensamientos estériles de los personajes, llega el momento de ver la reunión de todos los protagonistas. Entonces pasamos la página y descubrimos que ha habido una elipsis. Todos se conocen ya y nos hemos perdido la escena en la que se encuentran. Quizás podrías pensar que el encuentro en sí no es tan importante, que lo esencial es ver cómo construyen una comunidad, cómo evolucionan sus relaciones, etc. Y puede ser, pero todo en el libro apuntaba a que los protagonistas eran gente especial y que su encuentro significaría algo más. Y, joder, ¿que me cuentas cualquier detalle trivial y me niegas el placer de ver el encuentro de los protagonistas?

En este punto todos han conocido ya a la anciana de los sueños, Madre Abigaíl, y esta los ha conducido hasta un lugar en el que asentarse y donde la gente llega en oleadas. Se nos descubre que Madre Abigaíl representa el bien y que el tipo de los sueños, el hombre oscuro, Randall Flagg, representa el mal. Ambos trataban de atraer a los supervivientes, y se presenta una dicotomía entre la gente que acude a La Zona libre (el lugar donde residen los protagonistas) y el territorio del hombre oscuro: Madre Abigaíl atraía a las personas buenas y Randall Flagg a las malas (delincuentes, inadaptados y demás). El hombre oscuro atraía a los técnicos (electricistas, ingenieros, médicos…), mientras que Madre Abigaíl atraía a los estudiantes de letras y humanidades.

Estas comparaciones varían a lo largo del libro y se vuelven incoherentes, porque en La Zona libre también aparecen personas con conocimientos técnicos, y en varias ocasiones se nos menciona que en el territorio del hombre oscuro la gente no es tan diferente, es sólo que temen a su líder, o sea que no son necesariamente personas aborrecibles.

Creo que Stephen King manejó varias ideas para definir uno y otro bando, pero no consiguió ser congruente con sus decisiones.

Se nos confirma también que el objetivo de Randall Flagg es acabar con la humanidad o algo por el estilo. Quiere acabar con todos los habitantes de la Zona Libre, y para ello prepara un ejército con todas las armas que hay desperdigadas por EEUU.

Y con esto el libro queda sentenciado, bajo mi punto de vista. Cualquier interés que pueda tener un contexto postapocalíptico y salvaje, donde la gente se mate por luchar por unos recursos escasos o, sencillamente, por el triunfo de la barbarie, se disuelve para dejar paso a una historia de buenos y malos, maniquea total, aburrida y hasta infantil.

Randall Flagg es un villano mediocre, con infinidad de poderes que, sin embargo, en momentos clave parece olvidar. No sabemos el alcance de su poder, porque un día sabe lo que ocurre en La Zona Libre por ciencia infusa y al día siguiente le cuelan unos espías como si nada.

Y hablando de los espías, esa trama es un ejemplo perfecto del desastre que es la historia en general, porque no es un caso aislado dentro de la novela. El comité que gobierna en la zona libre (compuesto por los protagonistas), temerosos de los planes de Randall Flagg, decide mandar a algunos de los miembros de la comunidad al territorio del hombre oscuro para que sirvan de espías. Los tres sujetos que deciden enviar son un juez anciano, una mujer que sufrió abusos sexuales durante la epidemia y un retrasado mental. Los propios personajes se dan cuenta del absurdo que es enviar a esas personas en concreto, pero nos dan una especie de discurso sobre por qué son los adecuados para esa misión y con eso se disipan las dudas.

Pero, por supuesto, descubren pronto a dos de ellos, y el único que se libra, el hombre retrasado, Tom Cullen, huye antes de que lo encuentren. ¿Va a llevar alguna información útil a sus compañeros? No, porque todo lo que vio es lo que ya se sabía: que Randall Flagg quiere eliminar a la Zona Libre usando armas militares como cazas de combate y bombas.

Es decir, que toda esa trama de los espías, absurda desde un principio, tanto por los «agentes» como por lo inútil de la potencial información, resulta estéril, porque antes de que vuelva Tom Cullen, Madre Abigaíl manda a los miembros del comité a marchar a pie hasta Las Vegas, donde reside Flagg, para acabar con todo en una especie de profecía. Dicha peregrinación termina con todos los «malos» muertos, no porque los miembros del comité hagan nada, sino por una serie de sucesos fortuitos.

El único que se salva es Stu, que se rompió una pierna por el camino y pidió a sus compañeros que siguiesen sin él. Entonces, es aquí cuando la trama de los espías redunda en algo útil, porque Tom se encuentra con Stu y lo cuida, y juntos consiguen volver a casa. Pero, ¿de verdad hacía falta sacar una trama tan ridícula como la de los espías para poner a Tom en el lugar adecuado para poder salvar a Stu?

Este es uno de los ejemplos más sangrantes de los absurdos de la novela, aunque no el único. Resume bastante bien la tónica general del libro, donde la trama avanza con una lasitud enfermiza hasta que por fin suceden cosas que, por desgracia, no merecen la espera.

¿Por qué sucede esto? Bueno, como todo el mundo sabe, Stephen King es un escritor brújula, que es el tipo de escritor que avanza con cierta idea de hacia dónde quiere ir pero dejándose sorprender según escribe, en contraposición a los escritores mapa, que son los que esquematizan todo el argumento antes de ponerse a escribir, de forma que saben con antelación lo que va a ocurrir —hasta cierto punto—. A Stephen King siempre se le ha echado en cara que sus finales son malos, porque normalmente, después de montar una gran historia, no sabe cómo darle fin. Esto es un poco lo que sucede con Apocalipsis, pero peor, porque no espera hasta el final para dar soluciones decepcionantes a los conflictos.

El final de Randall Flagg es anticlimático por completo, porque los personajes protagonistas, que parecen desde el principio orientados a cumplir algún tipo de profecía, no tienen demasiado peso en el desenlace. Están presentes, y podríamos decir que gracias a ellos se desencadenan los sucesos que llevan al final, pero no es una participación activa, y desde luego no es algo interesante de ver. No hay una pelea final, no hay una muestra de ingenio que permita derrotar al villano, no hay una discusión intelectual que sirva de catarsis para ninguno de los personajes. Es todo aburrido y gris, patético incluso.

Conclusiones

En definitiva, Apocalipsis es un libro muy largo donde se nos prometen infinidad de cosas que no se cumplen. El personaje antagonista es plano e insulso, con un poder indefinido que a veces lo vuelve invencible y otras veces lo vuelve débil, y del que se intenta hacer un villano mítico y temible, un intento que fracasa irremediablemente. Los protagonistas toman decisiones absurdas que se justifican porque sí y que llevan a soluciones de Deus ex machina.

No quiero que parezca que desprecio a Stephen King ni nada parecido. Insisto en que obras como IT y El Resplandor son magníficas y que brillan en numerosos aspectos, sobre todo en el desarrollo de personajes, pero también en la originalidad e imaginación a la hora de presentar a villanos sobrenaturales. Aquí me parece que no estuvo para nada inspirado y que si la novela fue un éxito, fue por el nombre del autor y, si acaso, por repetir algunas fórmulas que le suelen funcionar.

Y eso es todo lo que tengo que decir sobre Apocalipsis. ¿Lo has leído? ¿Qué opiniones te merece el libro? ¿Es una de las mejores novelas de King? ¿Es de las peores? Te leo en los comentarios.

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